En la oscuridad de la noche se refugian, de toda la vida, seres de lo más variopinto; travestis, hombres lobo, vampiros, serenos, albinos, vagabundos, Pepunto Fonz….. Si la noche no pertenece al fin de semana, más fácil es encontrártelos. En la madrugada de ayer me crucé con uno ….Fue en una de esas callejuelas que, en general, solo pisan quiénes viven en ellas, un lugar en el que abundan bares raros, de esos a cuya puerta tienes que picar si quieres entrar. Rincones mágicos en los que puedes ver a un musulmán bebiendo sin control mientras funde su mirada en el escote de una camarera cincuentañera, o enamorarte de la melodiosa voz de una prostituta que busca una cerveza tras finalizar su jornada. Fue, como decía, en una de esas calles estrechas y oscuras, donde un tipo bajito, casi más ancho que alto, me cortó el paso. Intenté esquivarlo tres veces, y las tres se interpuso en mi camino. Se le veía tenso, ansioso, nervioso.. A mi izquierda una furgoneta aparcada, a mi derecha una pared, en frente de mí un hombre muy raro y a mi espalda la posibilidad de dar la espalda a un hombre muy raro.
- ¿Tieneh 50 cents?, compadre; Me dijo
Yo, que no soy ningún John Wayne, le contesté:
- Sí hombre sí.
Le di un euraco …El buen hombre, agradecido, extendió su mano, y yo, tonto de mi, se la di.
- Tieneh la manó fría, el tazto de tú mano me recuerdah a la de un tipo que conosí en Medellín, de donde yo vengo…
Ya se habían dado los tres meneos de rigor, así que decidí soltarme, pero el caballero rehusó liberarme. Agarró con más fuerza mi mano, mientras me miraba desafiante. El colombiano siguió su discurso:
- …..ese tipo era sicario, tú sabeh… segaba vidas.
Giró su cabeza levemente mientras decía la palabra vidas…Un ligero temblor se adueñó de mis piernas en ese momento, algo me decía que no debía ser buena cosa que un tipo te empiece a hablar (con un tono parecido al de Antonio Banderas ) de los bajos fondos de Medellín mientras agarra bruscamente tu mano a las tres de la madrugada en una calle por la que solo pasea la oscuridad. Decidí que lo más sensato en ese momento era no apartar mi mirada de la suya, tener mi brazo izquierdo al aire y fingir naturalidad.
- Vienes de lejos; Le dije, aunque el tipo no hizo mucho caso a mi sesuda afirmación.
- Yo tengo al diablo dentro, he hecho mucho mal… mucho, yo ya no tengo perdón; Continuó el hombre, sin dejar de mirarme a los ojos.
Dada mi corpulencia, intentar hacer la cuatro-catorce no me pareció buena idea, así que seguí yendo de buen rollito.
- Bueno, a veces la vida te lleva por esos caminos; Le contesté.
- Sí, sí (Se quedó pensativo unos segundos)…pero he dejado aquello, si no lo dejo me matan, sabeh, me querían matar, por eso tuve que venir. Y por abandonarlo, por abandonar aquello..pero el diablo, el diabloh sigue en mí.
Con una tranquilidad que me sorprendió, le dije lo primero que se me ocurrió:
- Un viaje largo….es duro abandonar la tierra de uno.
- Sí amigo, echo de menos sus bares, su aire, sus muheres…
En ese momento metió la mano izquierda en su chaqueta…”adiós cartera”, pensé, “espero que al menos no me raje”. Pero su navaja no era más que una inofensiva cajetilla de Winston.
- ¿Quiéreh un cigarro?; me dijo a la par que soltaba mi mano.
- No, no fumo
Ya liberado, seguimos hablando unos 15 minutos, el hombre estaba más tranquilo y yo, por ende, también. …Finalmente se presentó.
- Me llamo Mateo, como el apóhtol.
Le contesté con mi nombre, le sonreí y le deseé suerte.
- Sabehh muchacho, yo tengo al diablo, pero tú… tú tienehh a Crishto; Me dijo para despedirse.
No se muy bien si ayer bailé con la muerte o simplemente con un imaginativo loco, supongo que más bien lo segundo, pero no cabe duda que sus historias sobre Medellín, narcotráfico y ajusticiamientos fueron, cuanto menos, interesantes. Hacía tiempo, todo sea dicho de paso, que no pasaba tanto miedo.
Señor S
- ¿Tieneh 50 cents?, compadre; Me dijo
Yo, que no soy ningún John Wayne, le contesté:
- Sí hombre sí.
Le di un euraco …El buen hombre, agradecido, extendió su mano, y yo, tonto de mi, se la di.
- Tieneh la manó fría, el tazto de tú mano me recuerdah a la de un tipo que conosí en Medellín, de donde yo vengo…
Ya se habían dado los tres meneos de rigor, así que decidí soltarme, pero el caballero rehusó liberarme. Agarró con más fuerza mi mano, mientras me miraba desafiante. El colombiano siguió su discurso:
- …..ese tipo era sicario, tú sabeh… segaba vidas.
Giró su cabeza levemente mientras decía la palabra vidas…Un ligero temblor se adueñó de mis piernas en ese momento, algo me decía que no debía ser buena cosa que un tipo te empiece a hablar (con un tono parecido al de Antonio Banderas ) de los bajos fondos de Medellín mientras agarra bruscamente tu mano a las tres de la madrugada en una calle por la que solo pasea la oscuridad. Decidí que lo más sensato en ese momento era no apartar mi mirada de la suya, tener mi brazo izquierdo al aire y fingir naturalidad.
- Vienes de lejos; Le dije, aunque el tipo no hizo mucho caso a mi sesuda afirmación.
- Yo tengo al diablo dentro, he hecho mucho mal… mucho, yo ya no tengo perdón; Continuó el hombre, sin dejar de mirarme a los ojos.
Dada mi corpulencia, intentar hacer la cuatro-catorce no me pareció buena idea, así que seguí yendo de buen rollito.
- Bueno, a veces la vida te lleva por esos caminos; Le contesté.
- Sí, sí (Se quedó pensativo unos segundos)…pero he dejado aquello, si no lo dejo me matan, sabeh, me querían matar, por eso tuve que venir. Y por abandonarlo, por abandonar aquello..pero el diablo, el diabloh sigue en mí.
Con una tranquilidad que me sorprendió, le dije lo primero que se me ocurrió:
- Un viaje largo….es duro abandonar la tierra de uno.
- Sí amigo, echo de menos sus bares, su aire, sus muheres…
En ese momento metió la mano izquierda en su chaqueta…”adiós cartera”, pensé, “espero que al menos no me raje”. Pero su navaja no era más que una inofensiva cajetilla de Winston.
- ¿Quiéreh un cigarro?; me dijo a la par que soltaba mi mano.
- No, no fumo
Ya liberado, seguimos hablando unos 15 minutos, el hombre estaba más tranquilo y yo, por ende, también. …Finalmente se presentó.
- Me llamo Mateo, como el apóhtol.
Le contesté con mi nombre, le sonreí y le deseé suerte.
- Sabehh muchacho, yo tengo al diablo, pero tú… tú tienehh a Crishto; Me dijo para despedirse.
No se muy bien si ayer bailé con la muerte o simplemente con un imaginativo loco, supongo que más bien lo segundo, pero no cabe duda que sus historias sobre Medellín, narcotráfico y ajusticiamientos fueron, cuanto menos, interesantes. Hacía tiempo, todo sea dicho de paso, que no pasaba tanto miedo.
Señor S
6 comentarios:
Eso pasa por ir por según que sitios. Sería cerca del colores o algunos de esos bares que les gustan a algunos que yo me sé.
callejuela de magnus fijo jajaja, yo por haber hecho un agujerin y verte la cara acojone jajaja... creo que escribiré uno sobre mi antigua relación con los mendigos de gran vía jaja, yo también tengo alguna de estas experiencias... pero gracias a dios solo locos... nada de sicarios
Yo ya se donde es!!!
iba caminando por donde el 'trazos' y habia un charquito de aguita amarilla
il 'Mágico'
Ex-novio de Scarlett Johansson
Cagon fros mágico....de sobra sabes que yo meo blanco!!
yo no le habría dado ni un centimo y muy probablemente hubieramos tenido problemas...ayss si es que tengo mu mal genio yo
Desdeh que te conosí el diablo se ha ido graciah compadre... Pero hasme caso tú no deberiah darle tu mano a desconocidoh de Medellín a esa horah...
Si necesitah un sicario sabeh donde vivo.
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