miércoles, 28 de noviembre de 2012

Conducir un Martes

Cruzar Guadarrama en la profundidad de la noche, únicamente acompañado por la niebla y por intermitentes ráfagas de nieve, en esa atmósfera de película de terror que, cosas del subconsciente, te hace sentir más vivo . Tienes ganas de finalizar el tramo, pero a la vez lo estás disfrutando tremendamente.

Ver amanecer a través de los campos helados de Castilla, con la autopista para ti solo, porque algún camión te encuentras sí, pero esos vienen de serie , los ponen con el piso. Los bares de carretera en medio de la nada, los clubs con los neones apagados, las torres en los altos...

A las diez, el cielo despejado, la luz del sol en todo su esplendor enfrentándose a los -1 grados que hay fuera del coche.

Acercarte a las montañas astur-leonesas, imponentes y blancas. El embalse congelado, el cielo amenazando, las nubes custodiando el paraíso.

Y recibir el bautizo final de la lluvia al pasar la Cuenca.

Hay cosas que de Martes, cunden más. 







Señor S     ................... para ser feliz quiere un camión!