domingo, 30 de marzo de 2008

Despropósitos de una asturiana en Madrid: Taxista, esa noble profesión



Anoche cogí un taxi. Puede parecer algo normal, pero fue una experiencia tan cercana a algo que no sé muy bien como expresar, que creo que merece un articulillo en Crítico Sin Criterio. Y es que ayer, tras meterme en la cama y, a pesar de que eran altas ya las horas de la madrugada en las que me encontraba, me dio tiempo para pensar en mis experiencias con las bajadas de bandera madrileñas antes de caer en un delicioso sueño cercano al coma profundo.

Cuando llegas a una ciudad como Madrid. Más bien: cuando llegas a Madrid, la primera regla de oro es: no cojas un taxi. Porque eres aún inocente y en seguida caerás en la trampa de:

-Lléveme a tal sitio
-¿Qué ruta quiere que siga?
-Mierda!! La he cagado!! – piensas para tus adentros – La más rápida, por favor.

Y el taxista se frota las manos, te da un enorme rodeo y acabas soltando un dineral que como no sabes muy bien si es el que tiene que ser, entregas sin contemplaciones.

Yo alguna vez me he librado de esto, porque tengo la suerte de no tener mucho acento. Recuerdo que, cuando me he montado con amigos andaluces o canarios, tenía que hablar yo, porque en cuanto se oye un acento forastero… vuelve el frotar de manos.

Al final pasa el tiempo y acabas haciéndote a la ciudad, y puedes enfrentarte a la temible pregunta de qué ruta quiere que siga. Pero entonces empiezan a pasarte anécdotas, que crees que no tienen ningún sentido, pero que hacen más amenos los viajes en el eterno coche blanco. Una vez, el taxista de turno me comenzó a hablar de los peligros de conducir por la noche, llevaba una pistola en la guantera por si las moscas, y yo no quise saber mucho más, pagué religiosamente, no fuera a ser que se encendiera el piloto de matar a la chica que no paga y me fui.

Otras veces los taxistas son más amables. Recuerdo uno que me hizo sacar de la guantera de su coche su cartera, abrirla y buscar las fotos familiares. El señor trato de hacer de inocente celestina, quería que conociera a su hijo que era modelo y no tenía novia.

Luego hay otros que te tratan de emular la figura del padre que al parecer no debes tener… “Si tu fueras mi hija, no estarías a estas horas sola por la calle”. Y yo pienso: “En fin… venir a Madrid para vivir a mi aire y encontrarme padres postizos echa broncas”.

Hay otros que te hablan de política y esas cosas. Y luego está el espécimen por excelencia, el taxista barrigudo de voz ronca, pitillo en la boca y con necesidad de un par de duchas (que con la primera nos quedamos cortos). Este fue el espécimen que me encontré ayer, que me timó como nunca me había timado un taxista, y algunos me han timado. Treinta eurazos (Son diez mil no, pero son cinco mil si que me dijo) de bajada de bandera, taxímetro, creo yo, trucado, y llamadita a las cuatro de la mañana a mi hermana para que bajara al portal en pijama a darme algo de dinero porque no me llegaba para pagarle. Y el buen señor, ni un céntimo me perdonó. Estos son los taxistas que hay que reivindicar, los que curran por amor al arte, los que creen que la mala leche y el hijoputerío de un taxista no se consiguen a base de tiempo y esfuerzo, sino que hay que nacer con ello. Porque a mala leche y a fil de pu… no le ganaba nadie.

Pero he de decir que no todos los taxistas son así. Hace un par de semanas. El día de la primera carrera del mundial de fórmula 1, cogí un taxi a eso de las seis y media de la mañana. Casi no me acordaba que Alonso corría y lo primero que escuché al entrar en el taxi fue una radio que retransmitía la carrera. Me senté:

-“A Parque Santa María, Santa Susana con Mar de las Antillas”.
-¿Por dónde quieres que te lleve: M-30 o por el centro?
-Quita quita, por el centro, coges Velázquez, Príncipe de Vergara y en Costa Rica hacia López de Hoyos (seis años aquí ayudan a ser contundente y precisa). ¿Ya han salido?
-Sí, a ver que hace Alonso, aunque no creo que mucho.
-Bueno hombre, fe, si no sube al podio, se va a quedar cerca. (Se me hincha el pecho). Soy asturiana…

No sé si por lo de soy asturiana, porque le di conversación a esas horas solitarias o porque en el fondo era un buen hombre, pero me dejó en mi casa de forma impecable, incluso haciendo parada en boxes para sacar dinero, que siempre ando un poco justa…

11 comentarios:

doctor b dijo...

Siempre es interesante saber de los acontecimientos en Madrid para comprobar cómo se encuentra de salud la capital del imperio. Estas puntuales crónicas son apreciadísimas entre los habituales de criticosincriterio. Taxistas... vaya joyitas.

Avan dijo...

joee, si seguimos con esta dinámica de peloteo indiscriminado esto se va a convertir en un fotolog.

Pequeña reichel... te soy franco, te faltó pulirlo un poco.

Bonita del Norte dijo...

mi post es como un taxista... diamante en bruto... jajaja

Avan dijo...

no digo que no lo sea.. pero me dolió que no introdujeses las anécdotas en las que il mágico y yo estuvimos involucrados

Avan dijo...

"A ese tio no lo monto", dijo el taxista.. como dicen las chicas cuando ven a un feo.

Bonita del Norte dijo...

porque esa anécdota es vuestra... y quería que participárais contandola vosotros... ademas yo iba con una botella de vino a cuestas... solo se qe no se nada...

El Espíritu de Humboldt dijo...

¿Qué pasa con pepo y sus fonsis?

Anónimo dijo...

Fantástico retrato de la fauna taxitera de Madrid :)

Pepunto "Fonz" dijo...

Parece que "Pepunto y los fonzies" han sido un grupo de una sola noche.

Bonita del Norte dijo...

me he perdido algo?? quiero la repetición de la jugada!!

Despotrico dijo...

http://despotrico.blogspot.com/2008/07/de-los-taxistas.html