Anoche un poco desubicada, acalorada y con el sueño sin llegar del todo, me dio por pensar en chicles. Qué idiotez, o no. Muchos besos vienen marcados por la esencia de un chicle. Y me puse a pensar en el primer beso, con sabor a menta. Aquel chico que sabía a melón o el que prefería el melocotón. Los besos ácidos, los afrutados, los que saben a piruleta o a gominola. Y si no hay chicle de por medio, me quedo con los que saben a ti.
Señor-ina
Bonita (esa del norte)
o como quieran llamarme
Breve historia del silencio
Hace 8 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario