El pasado martes 13, la mi compy me invitó a una cena romántica. Íbamos a ir a ese restaurante que tiene nombre de ambientador, pero estaba cerrado, así que optamos por tirar al casco viejo. Entramos en un local que parecía acogedor, una camarera, bien tuneada, nos recibió educadamente, no sin cierta sorpresa en su expresión, y nos acompañó a una de las seis mesas que quedaban libres, un grupo de británicos ocupaba la séptima. “Oh, la la, un restaurante de siete mesas, menos mal que paga ella”, pensé. Paré mis playeros en frente de un cuadro abstracto y me senté resignado, minutos después llegó la carta. No nos llevó mucho tiempo recorrer la lista de 14 platos ofertados. “¿Marchamos?”-“Ayss, no se, me da un poco de corte”. No hablábamos, susurrábamos, el recinto era tan pequeño que se podía sentir la respiración del cocinero. Ya estábamos convencidos a poner pies en polvorosa cuando una segunda camarera llegó a la mesa, cortándonos toda posibilidad de huida. Sin duda nos había oído, estábamos atrapados. “¿Han decidido ya?”. “Mmm.. si, a mi ponme un Solomillo a la foi con crema de patatas, salsa de nueces y caramelo” “Lo mismo para mi”. Era lo más mundano en aquella carta, y lo más barato, 25 euros ración. “¿Para beber?”, “Agua de la casa”. Yo, que soy de naturaleza infantil, como los americanos, fruncí el ceño mientras aguardábamos el rancho aguándole, más aún, la noche a mi amada. En fin..no me enorgullezco de ese detalle, no, no me enorgullezco. Decidí ir al baño para hacer tiempo, allí me encontré con un mobiliario roca limpio e impoluto, quizá virgen. Mientras mancillaba tanta pureza caí en la cuenta de que un establecimiento como aquel, de tan pocas mesas y con ese baño, tenía que tener por narices pocos clientes. La carta era cara, sí, pero no lo suficiente como para alimentar al menos a tres bocas (dos camareras y un cocinero mínimo), algo olía mal (metafóricamente).¡Santo Dios, ese plato iba a ser minúsculo!..salí del baño sin tirar de la cisterna, mas por miedo a romper tanto silencio que por maldad, con la esperanza de, al menos, quedar de listo con mi señora alertándola del descubrimiento. Pero una vez más se adelantaron a mi movimiento. El plato ya estaba en la mesa y la cara de ella era un poema. Di los diez bocados con indudable desazón. Acto seguido mojé el pan en la salsa, tolerable, no cabe duda, pero que le restaba sabor al pan, así que opté por terminar el pequeño mendrugo a secas. “¿Algo más?”, “¿Postre?”, “¿Café?”, “No , no, no, ¡no!”. La camarera se fue y nos dejó con nuestro agua, dimos dos lingotazos y nos apresuramos a pedir la cuenta. 55 eurazos por 20 bocados, ahí es nada. Que desastre de cita. “¿Bueno qué?, ¿iremos a cenar?”, “jejejeje”. Decidimos finalizar la velada en esa tasca de nombre romano. “Dais todavía cenas?”. El mesonero se frotó las manos al ver a mi chica, no se bien si porque, tan emperifollada, aparentaba manejar o por si le pareció follable. “Unas patatas tres salsas y unos mejillones, por favor”, en fin, una cena de 10 euros, el camarero nos miró con lástima. Forramos rodeados de un ambiente pintoresco, la grandeza de un local se mide en base a sus parroquianos y ese, sin duda, es grande. “¿Queréis postre?”, “Si..una ración de tarta de la casa, por favor”. “¿Con dos cucharas?”, “Si si, dos cucharas”. Como nos había calado, qué profesional. “Os echo un poco de nata ¡eh!”. Saboreábamos lentamente el dulce cuando irrumpió en escena un vendedor de cds subsahariano …”Queréis música, ¿os gusta el heavy metal?”,,! Nos dijo irónicamente al vernos vestidos como a dos militantes de las juventudes del PP. “ No no, gracias”. “¡Hay poques perres ehh!!”, apuntilló en perfecto bable, era listo el cabrón, reímos los tres ante el comentario. Seguidamente se sentó con el mesonero y dos parroquianas y se pidió un café. Adoro Cimadevilla.
Señor S
5 comentarios:
Que cenasteis en el Ambi-pur?
vale vale vale, ya lo pille.
mmm yo no lo pille... ayy amigo a los que somos de buen comer esas finuras no nos van... por cierto sabes lo que me prometiste eh?? yo no me olvido jajaja una de esas de esas en el sitio ese con nombre de hombretón norteño con casco bicuerno. jajaja
Un besín parejina
Espero que no fueseis a ese restaurante hiperfino que abrieron dd la iglesiuca de la soledá.
Si es así... sois el demonio chicos !!!
Por cierto, que buena pareja hacéis cullons !
Mandinga... tócame la minga!!!!
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